Frases de Alphonse de Lamartine

Por mala senda en tenebrosa noche,sin saber a dónde voy, camino a ciegas,,ignorante a la par de dónde vengo.

Nuestro crimen es ser hombres y querer conocer.

Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de sí mismo es una lágrima.

La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir.

El pasado y el porvenir, esas dos mitades de la vida, una de las cuales dice jamás, y la otra siempre.

La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso.

La familia es un complemento nuestro, complemento mayor que nosotros, anterior a nosotros y que nos sobrevivirá con lo mejor de nosotros.

Un solo ser nos falta y todo está despoblado.

La crítica es la fuerza del impotente.

A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.

Cuando el amor ha sido una comedia, forzosamente el matrimonio tiene que derivar en drama.

Dios no es más que una palabra para explicar el mundo.

Cuanto más veo de los representantes del pueblo, más admiro a mis perros.

Limitado en su naturaleza, infinito en su deseo, el hombre es un dios caído que recuerda el cielo.

A veces, sólo una persona ha desaparecido, y todo el mundo parece despoblado.

Providence se esconde en los detalles de los asuntos humanos, sino que se convierte dio a conocer en las generalidades de la historia.

Grief teje dos corazones en lazos más estrechos que la felicidad nunca puede, y sufrimientos comunes son vínculos mucho más fuertes que las alegrías comunes.

Amar por el bien del ser amado es humano, pero el amor por el bien de amar es angelical.

Hay una mujer en el comienzo de todas las cosas grandes.

Brutalidad a un animal es crueldad a la humanidad - es sólo la diferencia en la víctima.

A veces, cuando una persona ha desaparecido, todo el mundo parece despoblado.

A menudo, el seputurero entierra, sin saberlo, dos corazones en el mismo ataúd.

El amor es el amanecer encantado de todo corazón.

Amar por el bien de ser amado es humano, pero amar por el bien de amar es angelical.