Frases de Arthur Schopenhauer

Todo lo que ocurre, desde lo más grande a lo más chico, ocurre necesariamente.

El cambio es la única cosa inmutable.

Desear la inmortalidad es desear la perpetuación de un gran error.

A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.

Para millones y millones de seres humanos el verdadero infierno es la Tierra.

No hay ningún viento favorable para el que no sabe a que puerto se dirige.

La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia.

La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.

Con ciertas personas vale más ser traicionado que desconfiar.

En la vejez se aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos.

Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.

El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.

Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.

Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.

Aunque el mundo contiene muchas cosas decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad.

Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad.

Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar.

Los amigos se suelen considerar sinceros; los enemigos realmente lo son: por esta razón es un excelente consejo aprovechar todas sus censuras para conocernos un poco mejor a nosotros mismos, es algo similar a cuando se utiliza una amarga medicina.

Nadie es realmente digno de envidia.

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.

La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.

La intuición no es una opinión, es la cosa misma.

El honor es la conciencia externa, y la conciencia, el honor interno.

Un genio es el que es capaz de ver la idea en el fenómeno.

La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna.