Frases de Blaise Pascal

La conciencia es el mejor libro moral que tenemos.

La virtud de un hombre no debe medirse por sus esfuerzos, sino por sus obras cotidianas.

La elocuencia es una pintura del pensamiento, y por esto los que después de haber pintado añaden algo más, hacen un cuadro en lugar de un retrato.

El arte de persuadir consiste tanto en el de agradar como en el de convencer; ya que los hombres se gobiernan más por el capricho que por la razón.

Nuestra imaginación nos agranda tanto el tiempo presente, que hacemos de la eternidad una nada, y de la nada una eternidad.

El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende.

La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez.

¿Qué es el hombre dentro de la naturaleza? Nada con respecto al infinito. Todo con respecto a la nada. Un intermedio entre la nada y el todo.

Sabed que el hombre supera infinitamente al hombre.  

La naturaleza tiene perfecciones para demostrar que es imagen de Dios e imperfecciones para probar que sólo es una imagen.

El hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; tímido, temerario.

Descripción del hombre: dependencia, deseo de independencia, necesidad.

Nuestra naturaleza está en movimiento. El reposo absoluto es la muerte.

Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella, que soportar el pensamiento de la muerte.

La presente carta es muy larga, simplemente porque no tenía tiempo libre para hacerlo más corto.

La elocuencia es una pintura de los pensamientos.

Es bueno estar cansado y fatigado por la inútil búsqueda después de que el verdadero bien, para que podamos extender nuestros brazos al Redentor.

Es natural que la mente de creer y de la voluntad de amar, de modo que, a falta de objetos verdaderos, deben adherirse a falsas.

A fuerza de hablar de amor, uno llega a enamorarse. Nada tan fácil. Esta es la pasión más natural del hombre.

El corazón tiene razones que la razón ignora.

Cuando no se ama demasiado no se ama lo suficiente.

Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.

Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen.

Sólo hay dos clases de personas coherentes: los que gozan de Dios porque creen en él y los que sufren porque no le poseen.

La fuerza de la virtud de un hombre no debe medirse por sus esfuerzos especiales, sino por sus actos habituales.