Frases de Gustave Flaubert

Creo que sí mirásemos siempre al cielo acabaríamos por tener alas.

La necesidad es un obstáculo indestructible; todo lo que sobre ella se lanza se estrella.

La patria, posiblemente, es como la familia, sólo sentimos su valor cuando la perdemos.

Cuando llegamos a viejos los pequeños hábitos se vuelven grandes tiranías.

El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente.

La añoranza se asfixió bajo el hábito.

La melancolía es un recuerdo que se ignora.

La manera más profunda de sentir una cosa es sufrir por ella.

Ser estúpido, egoísta y estar bien de salud, he aquí las tres condiciones que se requieren para ser feliz. Pero si os falta la primera, estáis perdidos.

La felicidad es una cosa monstruosa. Quienes la buscan encuentran su castigo.

A los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos.

Cuidado con la tristeza. Es un vicio.

¡Hay tantas maneras de leer, y hace falta tanto talento para leer bien!.

La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla.

Cuanto más rápida sea la palabra se adhiere a la idea, más bello es el efecto.

¿Qué es lo bello, si no imposible.

La memoria es una cosa hermosa, es casi un deseo que se le pasa.

El lenguaje es una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, mientras que todo el tiempo que anhelamos para mover las estrellas a la piedad.

Aquí es cierta inmoralidad: la ignorancia y la estupidez, el diablo no es más que esto. Su nombre es Legión.

Cualquier cosa se vuelve interesante si se mira el tiempo suficiente.

El corazón es una tierra que cada pasión conmueve, remueve y trabaja sobre las ruinas de las demás.

Un corazón es una riqueza que no se vende ni se compra, pero que se regala.

No hay verdad. No es sólo la percepción.

Amo mi trabajo con un amor frenético y perverso, como un asceta ama el cilicio que se rasca la barriga.

El autor, en su obra, debe ser como Dios en el universo, presente en todas partes y en ningún lugar visible.