Frases de Henry David Thoreau

Deja de arañar la corteza; hay fruta madura en tu frente.

Las fronteras no son el este o el oeste, el norte o el sur, sino allí donde el hombre se enfrenta a un hecho.

Es tan difícil verse a uno mismo como mirar para atrás sin volverse.

Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.

Jamás hallé compañera más sociable que la soledad.

Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno.

El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando.

¡Como si se pudiera matar el tiempo sin insultar a la eternidad!

Hay más religión en la ciencia del hombre que ciencia en su religión.

Vida ciudadana: millones de seres viviendo juntos en soledad.

Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación.

Hay muchos que se van por las ramas, por uno que va directamente a la raíz.

Nueve décimas partes de la sabiduría provienen de ser juicioso a tiempo.

La bondad es la única inversión que nunca quiebra.

De qué sirve una casa sino se cuenta con un planeta tolerable donde situarla.

Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos.

Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir.

Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos.

Cada uno proyecta una sombra, no sólo su cuerpo, pero su espíritu imperfecto mezclado. Esta es su dolor. Que a su vez de qué manera lo hará, cae frente al sol, corta al mediodía, siempre en vísperas. ¿Nunca viste?

Como un solo paso no va a hacer un camino a la tierra, por lo que un solo pensamiento no va a hacer un camino en la mente. Para hacer una ruta física profunda, caminamos una y otra vez. Para hacer un vínculo mental profundo, tenemos que pensar una y otra vez la clase de pensamientos que deseamos dominar nuestras vidas.

No se moleste mucho para que las cosas nuevas, ya sea ropa o amigos... Vender su ropa y mantener sus pensamientos.

La desobediencia es la fundación verdadera de la libertad. El obediente debe ser esclavos.

Bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo es también una prisión.

El amor no sólo debe ser una llama, sino una luz.

Sólo hay un remedio para el amor: amar más.