Frases de Jean-Paul Sartre

Todo nos viene de los demás. Ser es pertenecer a alguien.

Ah! sí, ya sé: los que me ven raramente confían en mi palabra: tengo que parecer muy inteligente para mantenerla.

Debes tener miedo, hijo mío. Así es como uno se convierte en un ciudadano honesto.

Las palabras son más traicioneras y poderosas de lo que pensamos.

Las palabras son pistolas cargadas.

¿Quién puede agotar a un hombre? ¿Quién sabe los recursos de un hombre?

Cuando la gente rica lucha en guerras entre ellos, los pobres son los que mueren.

Debemos actuar antes de que podamos sentir pasión.

No sabemos lo que queremos y sin embargo somos responsables de lo que somos -este es el hecho.

No juzgamos a las personas que amamos.

La guerra total no es la guerra más larga llevada a cabo por todos los miembros de una comunidad nacional en contra de todos aquellos del otro bando. Es total... porque así puede implicar al mundo entero.

Para comer hay que apropiarse de la destrucción.

Tres de la tarde es siempre demasiado tarde o demasiado pronto para cualquier cosa que quieras hacer.

Hay dos tipos de personas pobres, los que son pobres con más gente y los que son pobres solos. Los primeros son los verdaderos pobres, los otros son ricos sin suerte.

El mejor trabajo no es lo que es más difícil para ti, es lo que mejor sabes hacer.

Que Dios no existe, no lo puedo negar. Que mi cuerpo entero pide a gritos a Dios no lo puedo olvidar.

Ella no creía en nada, sólo su escepticismo le impedía ser un atea.

La política es una ciencia. Se puede demostrar que tienes razón y que los demás están equivocados.

Sólo el hombre que no rema tiene tiempo para mover el bote.

Uno no puede llegar a ser santo cuando se trabaja dieciséis horas al día.

Uno siempre se muere demasiado pronto o demasiado tarde. Y, sin embargo, la vida está ahí, acabada: la línea se dibuja, y todo ello debe de sumarse. No eres nada que no sea tu vida.

Ni el sexo, sin el enriquecimiento de la compañía de otro, es capaz de los más altos niveles del quehacer humano.

Mi pensamiento es mío: por eso no puedo dejar de pensar. Yo existo porque pienso que no puedo dejar de pensar.

El hombre no es la suma de lo que ya tiene, sino más bien de la suma de lo que todavía no tiene, de lo que podría tener.

El hombre es totalmente responsable de su naturaleza y sus opciones.