Frases de John F. Kennedy

Soy un idealista sin ilusiones.

Siempre estoy un poco nervioso cuando se habla de mujeres que son activas en la política, si quieren que hables de ellas como mujeres o como políticas.

Creo que esta es la colección más extraordinaria de talento, de conocimiento humano, que jamás se haya reunido en la Casa Blanca -con la posible excepción de cuando Thomas Jefferson cenaba a solas.

Espero un gran futuro para los Estados Unidos -un futuro en el que nuestro país va a coincidir su fuerza militar con nuestra restricción moral, su riqueza con nuestra sabiduría y su poder con nuestro propósito.

Espero que ningún estadounidense pierda su franquicia y tire su voto por votar, ya sea para mí o contra mí, exclusivamente a causa de mi religiosidad. No es relevante.

No creo que los informes de inteligencia sean todos importantes. Hay días en que saco más provecho del The New York Times.

Yo soy el hombre que acompañó a Jacqueline Kennedy a París, y lo disfruté.

Yo no soy el candidato católico a la presidencia. Soy el candidato del Partido Demócrata a la presidencia, que resulta ser también católico.

La Geografía nos ha hecho vecinos. La Historia nos ha hecho amigos. La Economía nos ha hecho socios, y la Necesidad nos ha hecho aliados. Aquellos a quienes Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Perdona a tus enemigos, pero nunca olvides sus nombres.

El esfuerzo y el coraje no son suficientes sin propósito y dirección.

La política interior sólo puede derrotarnos; la política exterior nos puede matar.

¿Te das cuenta la responsabilidad que tengo? Yo soy la única persona que se interpone entre Richard Nixon y la Casa Blanca.

No reces para una vida fácil. Reza para ser un hombre fuerte.

La conformidad es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento.

El comunismo nunca ha llegado al poder en un país que no fuese interrumpido por la guerra o la corrupción, o ambas cosas.

El cambio es ley de vida. Y los que miran sólo hacia el pasado o el presente seguramente perderán el futuro.

Tal y como expresamos nuestra gratitud, nunca debemos olvidar que la mayor apreciación no es pronunciar palabras, sino vivir para ellas.

Estados Unidos ha lanzado su sombrero por encima del muro del espacio.

Todos los hombres libres, dondequiera que vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como un hombre libre, me enorgullezco de las palabras "Ich bin ein Berliner!".

Una nación que tiene miedo de dejar a su gente juzgar la verdad y la falsedad es una nación que tiene miedo de su gente.

Un hombre puede morir, las naciones pueden elevarse y caer, pero las ideas perduran.

Dejar de hablar cuando las palabras son superfluas, eso es la naturaleza.

El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.