Frases de León Tolstoi

Mi silencio les estorba. Yo era como botella al revés cuya agua no puede salir porque la botella está demasiado llena.

El niño reconoce a la madre por la sonrisa.

Sucede a veces que se discute porque no se llega a comprender lo que pretende demostrar nuestro interlocutor.

Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre.

Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.

El dinero es una nueva forma de esclavitud, que sólo se distingue de la antigua por el hecho de que es impersonal, de que no existe una relación humana entre amo y esclavo.

Es más fácil hacer leyes que gobernar.

Para los historiadores, los príncipes y los generales son genios; para los soldados siempre son unos cobardes.

Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.

Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia.

No hagáis el mal y no existirá.

No se vive sin la fe. La fe es el conocimiento del significado de la vida humana. La fe es la fuerza de la vida. Si el hombre vive es porque cree en algo.

El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace.

No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.

No se puede ser bueno a medias.

Es valiente el que teme lo que debe temerse, y no teme lo que no debe temerse.

Vivir en contradicción con la razón propia es el estado moral más intolerable.

La muerte no es más que un cambio de misión.

La vida es un zoo en una jungla.

Una vida lograda es un sueño de adolescente realizado en la edad madura.

El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.

El que ha conocido sólo a su mujer y la ha amado, sabe más de mujeres que el que ha conocido mil.

A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa.

El verdadero amor supone siempre la renuncia a la propia comodidad personal.

El matrimonio es una barca que lleva a dos personas por un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hunde.