Frases de Miguel de Unamuno

Llamo rumiantes a los hombres que se pasan rumiando la miseria humana, preocupados de no caer en tal o cual abismo.

Obra de modo que merezcas a tu propio juicio y a juicio de los demás la eternidad, que te hagas insustituible, que no merezcas morir.

Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende.

Antes hay que desconfiar del que busca razones por las que nos beneficia, que del que nos beneficia sin buscar razones.

Ahora empiezo a meditar lo que he pensado, y a verle el fondo y el alma, y por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco.

A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.

El cielo de la fama no es muy grande, y cuántos más en él entren a menos tocan cada uno de ellos.

A veces, el silencio es la peor mentira.

Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.

Los satisfechos, los felices, no aman; se duermen en la costumbre.

La opinión de toda una multitud es siempre más creíble que la de una minoría.

El progreso consiste en renovarse.

Sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas.

Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio.

La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.

Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad.

¿Racionalizar la fe?. Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de legar a la libertad en Cristo.

El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por resignación!. A esta resignación sólo por la gracia se llega.

Contra los valores afectivos no valen razones, porque las razones no son nada más que razones, es decir, ni siquiera verdad.

Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente.

Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será.

El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.

Todo acto de bondad es una demostración de poderío.

Existe gente que está tan llena de sentido común que no le queda el más pequeño rincón para el sentido propio.

Hay gentes tan llenas de sentido común, que no les queda el más pequeño rincón para el sentido propio.