Frases de Oscar Wilde

Un capricho se diferencia de una gran pasión en que el capricho dura toda la vida.

Hay pecados cuya fascinación está más en el recuerdo que en la comisión de ellos.

Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan que la contemplación es la ocupación natural del hombre.

El deber es lo que esperamos que hagan los demás, no lo que hacemos nosotros mismos.

Que un hombre muera por una causa no significa nada en cuanto al valor de la causa.

Las tragedias de los otros son siempre de una banalidad exasperante.

En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda todavía nadie la ha encontrado.

Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.

Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados.

El único deber es el deber de divertirse terriblemente.

Los buenos terminan felices; los malos, desgraciados. Eso es la ficción.

Un tonto nunca se repone de un éxito.

Me gusta contemplar a los hombres geniales y escuchar a las mujeres hermosas.

Es peligroso escuchar. Se corre el riesgo de que le convenzan; y un hombre que permite que le convenzan con una razón, es un ser absolutamente irracional.

Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.

Todos matan lo que aman: el cobarde, con un beso; el valiente, con una espada.

Siempre es bueno dar consejos, pero darlos buenos es fatal.

La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable.

Es bastante difícil no ser injusto con lo que uno ama.

Tengo gustos simples. Me satisfago con lo mejor.

A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo.

Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.

Logro resistirlo todo, salvo la tentación.

El sufrimiento es el medio por el cual existimos, porque es el único gracias al cual tenemos conciencia de existir.

Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado.