Frases de Ovidio

El regalo tiene la categoría de quien lo hace.

El amor a la patria es más patente que la razón misma.

Las causas están ocultas. Los efectos son visibles para todos.

Compra lo necesario, no lo conveniente.

Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí.

La abundancia me hizo pobre.

Nada hay más fuerte que el hábito.

Las mujeres lo negaran o lo aceptaran, pero lo que siempre quieren es que se lo pidamos.

Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas.

La envidia, el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como una serpiente.

En los campos ajenos, la cosecha siempre es más abundante.

No os entreguéis por demasiado a la ira; una ira prolongada engendra odio.

La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.

Se hace ligera la carga que se sabe llevar bien.

Muy frágil es la belleza.

Nada es más útil al hombre que aquellas artes que no tienen ninguna utilidad.

La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia.

Todo amante es un soldado en guerra.

Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca.

¡Pobre de mí! El amor no se cura con hierbas.

En el amor no basta atacar, hay que tomar la plaza.

Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.

Si alguna persona desea ser ociosa, déjale que se enamore.

Si te paras a contar los días de sol y los nublados en el año, verás que los días serenos han sido los más.

Nacemos con lágrimas, entre lágrimas transcurre nuestra vida y con lágrimas cerramos nuestro último día.