Frases de San Agustín

El mundo no fue hecho en el tiempo, sino con el tiempo.

No te aflijas, sino alégrate de preferir ser, aún siendo miserable.

Una cosa es haber andado más camino y otra, haber caminado más despacio.

Si dudo, si me alucino, vivo. Si me engaño, existo. ¿Cómo engañarme al afirmar que existo, si tengo que existir para engañarme?

Quien toma bienes de los pobres es un asesino de la caridad. Quien a ellos ayuda, es un virtuoso de la justicia.

La necesidad no conoce leyes.

Buscad lo suficiente, buscad lo que basta. Y no queráis más. Lo que pasa de ahí, es agobio, no alivio; apesadumbra en vez de levantar.

Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico.

Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia.

Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.

Cuando estés en Roma, compórtate como los romanos.

Conócete, acéptate, supérate.

Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.

La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.

Las lágrimas son la sangre del alma.

Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja.

Conviene matar el error, pero salvar a los que van errados.

Si quieres conocer a una persona, no le preguntes lo que piensa sino lo que ama.

Se aferran a su parecer, no por verdadero sino por suyo.

Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.

En el Cielo dicen Aleluya, porque en la Tierra han dicho Amén.

Da lo que mandas y manda lo que quieras.

Casarse está bien. No casarse está mejor.

El pasado ya no es y el futuro no es todavía.

No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; las virtudes son las que hacen los buenos tiempos, y los vicios los que los vuelven malos.