Frases de Séneca

Jamás se descubriría nada si nos considerasemos satisfechos con las cosas descubiertas.

Es tan grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale la pena arriesgarse a hacer un ingrato.

Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.

Es, a menudo, más conveniente disimular que vengarse.

Sólo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.

Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.

No existe ningún gran genio sin un toque de demencia.

Quien da pronto da dos veces.

El fuego prueba el oro; la miseria los hombres fuertes.

La voluntad es la que da valor a las cosas pequeñas.

¿Qué importa saber lo qué es una recta si no se sabe lo que es la rectitud?

No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia.

Languidece la virtud sin adversarios.

No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.

Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno.

Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.

No hay ninguna cosa buena que no tenga su base en la razón.

Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.

Una buena conciencia no teme a ningún testigo.

Muy sentida es la muerte cuando el padre queda vivo.

No os espante la muerte; o extermina o transforma vuestra existencia.

Incierto es el lugar en donde la muerte te espera; espérela, pues, en todo lugar.

No recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos. No somos de ella indigentes, sino manirrotos.

Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos.

El misterio de la vida es la conexión entre nuestros errores y nuestros infortunios.