Frases de Séneca

La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.

La vida no es sueño. El más vigoroso tacto espiritual es la necesidad de persistencia en una forma u otra. El anhelo de extenderse en tiempo y en espacio.

No se puede tener otra tarea en cuanto a la vida que la de conservarla hasta morir.

No hay cosa más fuerte que el verdadero amor.

No podemos evitar las pasiones, pero si vencerlas.

Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.

Comience en vez de vivir y contar cada día por separado como una vida separada.

Así como yo elegiré mi nave cuando estoy a punto de ir en un viaje, o de mi casa cuando me propongo tomar una residencia, por lo que voy a elegir mi muerte, cuando estoy a punto de apartarse de la vida.

Disfruta de los placeres presentes, de tal manera que no dañe las futuras.

Amistad siempre se beneficia, el amor a veces hiere.

Si quieres ser amado, ¡ama!

Aquellos a quienes el amor verdadero se ha celebrado, seguirán en celebración.

Un regalo no consiste en lo que se recibe o das, sino en la intención del donante y del que recibe.

Nunca reflexionamos en cuán delicioso es no pedir nada.

Nada es tan bajo y vil como ser altivo con el humilde.

La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.

La llaga de amor la sana quien la hace.

Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos.

Amor por nuestra voluntad se toma, mas no por voluntad nuestra se deja.

La juventud debe acumular; la vejez, usar.

Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición.

Ligera es la pena que puede admitir consejo.

Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste.

No hay mayor causa de llanto que no poder llorar.

Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardarla para mí sin comunicarla a nadie, no la querría.