El verdadero hombre siente su superioridad al reverenciar lo que realmente le supera. El corazón no abriga sentimiento más noble ni bendito.
Frases que nunca se olvidan | Thomas Carlyle
Frases que llegan al corazón | Thomas Carlyle
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Puede decirse que el grito de la historia nace con nosotros y que es uno de nuestros dones más importantes. En cierto sentido somos históricos todos los hombres.
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Puede considerarse bienaventurado y no pedir mayor felicidad el hombre que ha encontrado su trabajo.
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, en la que permanecerá para siempre una real e indeleble majestad, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
Frases Emotivas | Thomas Carlyle
La verdadera libertad del hombre consiste en que halle el camino recto y en que ande por él sin vacilaciones.
Frases Verdaderas | Thomas Carlyle
Frases Filosóficas | Thomas Carlyle
Nada levanta tanto al hombre por encima de las mezquindades de la vida como admirar, sea lo que sea o a quienquiera que sea.
Frases cortas de amor | Thomas Carlyle
Frases cortas de amor | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Obedecer es el deber nuestro, es nuestro destino, y aquel que no quiera someterse a la obediencia será necesariamente despedazado.
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frases Buenas | Thomas Carlyle
Frase de Matemáticas | Thomas Carlyle
Frases Graciosas | Thomas Carlyle
Frase de Naturaleza | Thomas Carlyle