Frases de Voltaire

¡Cuán querida es de todos los corazones buenos su tierra natal!

Los males llegan volando y se alejan renqueando.

Cada uno besa temblando la mano que nos encadena.

Sólo es posible afirmar en geometría.

El que sospecha invita a traicionarlo.

Las discusiones metafísicas se parecen a los globos llenos de aire; cuando revientan las vejigas, se observa cómo sale el aire y no queda nada.

En la geometría no existen sectas.

El placer da lo que la sabiduría promete.

La parte más filosófica de las historia es hacer conocer las tonterías cometidas por los hombres.

El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.

Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo.

Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.

La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano.

Debemos amar a nuestro país aunque nos trate injustamente.

Calumniad, calumniad que algo quedará.

El que vive prudentemente, vive tristemente.

Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.

Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.

Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.

La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.

Los ejemplos corrigen mucho mejor que las reprimendas.

Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa.

No siempre podemos agradar, pero siempre podemos tratar de ser agradables.

Cuando el espíritu está abatido, es menester sacudirlo.

Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.