Frases de William Shakespeare

Cuando afirmé que moriría soltero es que no pensaba vivir hasta que me casara.

Las heridas que no se ven son las más profundas.

Hemos venido a este mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro.

El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.

Adiós, crueldad justa.

La muerte es una cosa terrible.

Por ese pecado cayeron los ángeles.

Pero los hombres son hombres; en el mejor de los casos a veces se olvidan.

La brevedad es el alma del ingenio.

La audacia es mi amiga.

Mejor tres horas antes que un minuto demasiado tarde.

Mejorar un tonto ingenioso que un ingenioso tonto.

Como valiente, le honraba. Pero como ambicioso, lo mataba.

El necio se cree sabio, pero el sabio sabe que es un tonto.

La cursa del amor verdadero nunca se ha corrido sin problemas.

Mi corazón está siempre a tu servicio.

El amor es un humo hecho con el humo de los suspiros.

El amor no es amor que se altera cuando alteración encuentra.

El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.

Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.

El amor de los jóvenes no esta en el corazón, sino en los ojos.

Es amor bien pobre el que puede evaluarse.

El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto hagáis, sea lo que fuere, no halla mal alguno.

Después de la lluvia, el amor consuela como el resplandor del sol.

¡Oh amor poderoso¡ Que a veces hace de una bestia un hombre, y otras, de un hombre una bestia.