Antes, por cinco marcos, el mismo Freud te trataba. Por diez, te trataba y te planchaba los pantalones. Por quince marcos, Freud permitía que tú le tratarás a él y eso incluía una invitación a comer.
La última voz audible antes de la explosión del mundo será la de un experto que diga: es técnicamente imposible.
Al tratar del Estado debemos recordar que sus instituciones no son aborígenes, aunque existieran antes de que nosotros naciéramos; que no son superiores al ciudadano; que cada una de ellas ha sido el acto de un solo hombre, pues cada ley y cada costumbre ha sido particular; que todas ellas son imitables y alterables, y que nosotros las podemos hacer igualmente buenas o mejores.
La fortuna no está hecha para los poltrones y para alcanzarla, antes que mantenerse bien sentado hay que correr tras ella.
Definitivamente yo estaba unos pasos por delante de mis amigos. Yo besaba a las niñas antes de que alguien lo hiciera.