Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza.
Realmente, no sé si con justicia o no, a mí no me admira el ingenio, porque se ve que hay muchos hombres ingeniosos en el mundo. Tampoco me asombra que haya gente con memoria, por grande y portentosa que sea, ni que haya calculadores; lo que más me asombra es la bondad, y esto lo digo sin el menor asomo de hipocresía.
Sólo el dolor es el rey eterno de la tierra, y la suerte da con la siniestra y arrebata con la diestra.
La felicidad está más con el pobre que considera que tiene bastante que con el rico, que nunca cree que tiene bastante.
Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad. ¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcentines con nuestros pies?
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
Cuanto se hace con prisa queda enseguida pasado de moda; por eso nuestra civilización industrial moderna ofrece tan curiosas analogías con la barbarie.
Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente.
Un hombre puede combatir una afirmación con un razonamiento; pero una sana intolerancia es el único modo con que un hombre puede combatir una tendencia.
En los más ilustres y gloriosos capitanes y emperadores del mundo, el estudio y la guerra han conservado la vecindad, y la arte militar se ha confederado con la lección. No ha desdeñado en tales ánimos la espada a la pluma. Docto símbolo de esta verdad es la saeta: con la pluma vuela el hierro que ha de herir.
La guerra es un método de desatar con los dientes un nudo político que no se puede deshacer con la lengua.
El hombre hace suyo un lugar no sólo con el pico y la pala, sino también con lo que piensa al picar y palear.
¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una querella con el mío aunque yo no la tenga con él?.
Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa.
Una sociedad se embrutece más con el empleo habitual de los castigos que con la repetición de los delitos.
Si alguna vez descubre usted alguna ley, sea usted prudente y no trate de aplicarla. Ha descubierto la ley…, es bastante. Porque si esta ley es física y trata de aplicarla en una máquina, tropezará con la materia bruta; y si es una ley social, tropezará con la brutalidad de los hombres.
No sé con qué armas se luchara en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas.
Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza si se pretende asegurar el porvenir.
Enhorabuena porque habéis dado un ciudadano a la patria; pero advierte que es con la precisa condición de que con vuestra educación le hagais útil a la república, en la guerra y en la paz.
La edad es sólo un número, algo para poner en los registros. El hombre no puede retirar su experiencia, debe usarla. Con la experiencia se logra más con menos energía.
A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?
Bernard Le Bouvier de Fontenelle
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros.
Sería mucho mejor para nuestros distinguidos antepasados alabarles con menos palabras y con más acciones nobles.
Cuesta más responder con gracia y mansedumbre, que callar con desprecio. El silencio es a veces una mala respuesta, una respuesta amarguísima.
El mejor automovilista es aquel que conduce con imaginación... imagina que su familia va con él en el auto.
Los cazadores atrapan las liebres con los perros; muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación.