El poeta es un hombre como todos un albañil que construye su muro un constructor de puertas y ventanas.
Estoy seguro de que mis piernas tiemblan, sueño que se me caen los dientes y que llego tarde a unos funerales.
Un banco es un lugar donde le prestan un paraguas cuando hace buen tiempo y se lo piden de nuevo cuando empieza a llover.
Un diplomático es un hombre que siempre recuerda el cumpleaños de una mujer pero nunca recuerda su edad.
Una madre tarda veinte años en hacer de su niño un hombre, y otra mujer lo hace tonto en veinte minutos.
Ser el jefe en cualquier lugar es solitud. Ser una jefa en un mundo de hombres en su mayoría es muy especial.
La educación no cambia mucho la vida. Sólo pone los problemas de la vida a un plano aún más elevado.
La educación es la capacidad de escuchar casi cualquier cosa sin perder tu carácter o tu confianza en ti mismo.
Perdóname mis tonterías, como yo también perdono las tonterías de los que piensan que hablan con sentido.
Es una cosa curiosa que cuando un hombre no tiene nada en la Tierra de qué preocuparse, él va y se casa.
La mayor parte del cambio que creemos ver en la vida se debe a las verdades que se convierten a favor o en contra de algo.
Los poetas son como los lanzadores de béisbol. Ambos tienen sus momentos. Los intervalos son los momentos difíciles.
Los bosques son hermosos, oscuros y profundos. Pero yo tengo promesas que cumplir, y millas que recorrer antes de dormir.
El mundo está lleno de gente dispuesta; algunos dispuestos a trabajar, el resto dispuestos a dejarlos trabajar.
Hay dos tipos de profesores: el tipo que te empuja con tanta fuerza que no te puedes mover, y el tipo que te da un pequeño empujoncito para que tú saltes hasta los cielos.
Mantener una juventud que no se marchita es alcanzar al final de la vida la visión con la que empezó.
Los que ganan todas las batallas no son realmente profesionales; los que consiguen que se rindan impotentes los ejércitos ajenos sin luchar son los mejores maestros del Arte de la Guerra.
La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.
Gobernar sobre muchas personas como si fueran pocas es una cuestión de dividirlas en grupos o sectores: es organización.
La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.
Las consideraciones de la persona inteligente siempre incluyen el analizar objetivamente el beneficio y el daño. Cuando considera el beneficio, su acción se expande; cuando considera el daño, sus problemas pueden resolverse.
El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado.
Arte civilizado significa humanidad, y artes marciales significan reglamentos. Mándalos con humanidad y benevolencia, unifícalos de manera estricta y firme.
Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden.
La mejor organización es hacer que se exprese el valor y mantenerlo constante. Tener éxito tanto con tropas débiles como con tropas aguerridas se basa en la configuración de las circunstancias.
La psicología de los soldados consiste en resistir cuando se ven rodeados, luchar cuando no se puede evitar, y obedecer en casos extremos.
Existen cinco clases de ataques mediante el fuego: quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los almacenes y quemar las armas.
Así, sólo un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria.
Un evento principal de nuestra vida es el día en que nos encontramos con una mente que nos sorprende.
Una consistencia estúpida es el duende de las mentes pequeñas, adorado por los pequeños estadistas, filósofos y teólogos.