El católico y el comunista se parecen en el supuesto de que su oponente no puede ser honesto e inteligente.
Ningún avance en la riqueza, ninguna suavización de las costumbres, ninguna reforma o revolución han traído más igualdad humana.
Muchas personas realmente no quieren ser santos, y es probable que algunos que logran o aspiran a la santidad nunca han sentido mucha tentación de ser seres humanos.
El patriotismo es generalmente más fuerte que el odio de clases, y siempre más fuerte que el internacionalismo.
En nuestro tiempo, el discurso político y la escritura son ante todo una defensa de lo indefendible.
El objetivo de una broma no es degradar al ser humano, sino para recordarle que él ya está degradado.
Los pequeños hombres saben de las mujeres; sus sonrisas y sus lágrimas por igual rara vez son lo que parecen.
Pero el poder del amante es el poder del poeta. Podemos hacer el amor de todas las cadenas comunes con los que se encadenan en este mundo.
Aunque los científicos digan otra cosa, si quitamos lo sobrenatural de la vida, dejamos sólo lo no natural.
-Voy a luchar contra el crimen, contra la injusticia, contra la corrupción... +¿Vas de heroína? -¡Hasta el puto culo!
El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua.
La industria norteamericana de armamentos practica la lucha contra el terrorismo vendiendo armas a gobiernos terroristas, cuya única relación con los derechos humanos consiste en que hacen todo lo posible por aniquilarlos.
Si un libro se puede leer impunemente, no vale la pena tomarse el trabajo. Cuando los libros están de veras vivos, respiran; y uno se los pone al oído y les siente la respiración y sus palabras son contagiosas, peligrosamente, cariñosamente contagiosas...
El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar...
Pobres contra pobres, como de costumbre: la pobreza es una manta demasiado corta, y cada cual tira para su lado.
Los políticos no son necesarios, pero ellos nos convencen de que los necesitamos para resolver problemas que, sin ellos, no existirían.
Hay grandes viajeros que nunca han salido de su barrio y turistas que han recorrido el mundo sin por ello ser viajeros.
Si algo he aprendido en la vida es a no perder el tiempo intentando cambiar el modo de ser del prójimo. Lo tomas o lo dejas.
A esta altura de mi vida nada me desquicia. Soy un hombre tranquilo. Mis bisagras son sólidas y no chirrían.
Mi primer recuerdo es mi primer balón. Jugaba con él, en la calle Lope de Rueda, frente a mi casa. Apareció un municipal y me lo quitó. Descubrí entonces que los seres aparentemente humanos son animales depredadores.
Ni español ni extranjero, ni blanco ni negro, ni mujer ni varón. Soy yo sin etiquetas, que es lo contrario del ego. Toda mi vida he luchado por destrozar el ego para que emerja el yo profundo. Ulises dijo al cíclope: “Yo soy nadie. Un hombre sin etiquetas”. Yo también lo soy. Hace años leí en El manantial, de Ayn Rand, una frase que me impresionó: Para decir yo te amo, primero hay que aprender a decir yo.
Yo no creo en un Dios creacionista y separado del mundo. Jesús de Galilea, o Jesús o Jesucristo fue un predicador más y sanador, como los muchos que había en aquella época y en todas las épocas. Su vida no tuvo mayor importancia. Creo que fue un iniciado en los cultos dionisíacos y su mensaje es idéntico al que esos cultos transmiten.
En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda (...) Tendrían unos trece años (...). Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba.
Trabaja 8 horas, duerme 8 más y las 8 restantes dedícalas a ti mismo. No olvides que la vida tiene fecha de caducidad: Carpe Diem.
Aprende y esfuérzate a llegar a la mitad del recorrido, a partir de ahí, ¡solo quedará empezar a restar!
Cualquier reto deportivo es como la vida: si realmente deseas conseguirlo, la única manera es luchar por ello. Luchar de verdad y no quedarse esperando.
Lucha por conseguir un objetivo, para conocerte mejor, esfuérzate para tratar de averiguar dónde está tú límite.
El cronómetro existe pero el reto de verdad es terminar... lo importante es intentarlo hasta el final. Lucha y agota todos tus recursos. La clave está en no rendirse con facilidad.