Es bastante sorprendente lo difícil que trabaja el subconsciente cuando se hace entender que esta vida no es un ensayo, no hay red de seguridad y hay seguridad de cualquier cierre definitivo. También es bastante terrible darse cuenta de lo catatónico la imaginación puede llegar a ser cuando nos cubrimos nuestras apuestas, optar por la dirección más segura en cada tenedor en el camino.
En 1969, a la edad de 19 años, tuve la suerte de trabajar con George C. Scott en el retrato definitivo de su carrera durante un período de varios meses y varios países en la versión cinematográfica definitiva de la carrera de la Segunda Guerra Mundial de Patton.