El verdadero amor sólo se presenta una vez en la vida... y luego ya no hay quien se lo quite de encima.
Los cigarros me dan un aspecto varonil. Con uno en la boca no hay posibilidad de ser confundido con una chica.
Me avergüenza confesar la edad que tenía cuando descubrí que un ginecólogo es un médico que hace cosas misteriosas con las mujeres. (También hay otras personas que hacen cosas misteriosas con las mujeres, pero todavía no he descubierto cómo se las llama en público).
-¿Por qué vas dando palmas por la calle? +Para espantar a los elefantes. -Pero si no hay. +Coño, porque funciona.
Siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que amo. Amo tanto que no amo que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso.
En un universo paralelo: -Tenéis que ver esta película, entra en el examen de la semana que viene. +¿Hay libro?
Hay tres cosas infinitas: el universo, la estupidez humana y la cantidad de arroz que te das cuenta que has echado a hervir cuando está cocido.
En nuestro equipo no hay ni un sólo ejercicio que no se haga con la herramienta más importante, que es el balón.
No hay sorpresa más mágica que la sorpresa de ser amado: Es el dedo de Dios sobre el hombro del hombre.
Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.
Hay que poner el corazón en el arte, la inteligencia en el comercio del mundo, el cuerpo allá donde se encuentre bien, la bolsa en el bolsillo y la esperanza en parte alguna.
En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo.
El amor está muy bien a su modo, pero la amistad es una cosa mucho más alta. Realmente no hay en el mundo nada más noble y raro que una amistad verdadera.
Hay dos maneras de vivir: se puede vivir como si nada fuera un milagro; se puede vivir como si todo fuera un milagro.
No hay nada que destruya más el respeto por el gobierno y la ley del país que aprobar leyes que no pueden ser forzadas.
Hay dos visiones en un mismo tema: por un lado el bueno y por otro el equivocado, pero el centro es siempre malo.
Para mí la democracia es un abuso de la estadística. Y además no creo que tenga ningún valor. ¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no; entonces ¿por qué suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden, y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que por lo general son los políticos nacionales.
No hay hombre tan grande o sabio como para que ninguno de nosotros le entregue su destino. La única manera en la que alguien puede liderarnos es devolviendonos la creencia en nuestra propio autogobierno.
Yo creo que dos personas están conectadas en el corazón, y no importa lo que haces, o quién eres o dónde vives; no hay límites ni barreras si dos personas están destinadas a estar juntas.
Una utopía que sólo es factible en una sociedad de santos es una visión peligrosa, porque nunca hay suficientes santos.
No hay nada más grande en el mundo que la libertad. Vale la pena pagar por ella, vale la pena ir a la cárcel por ella. Preferiría ser un pobre libre que un rico esclavo. Preferiría morir en pobreza abyecta con mis convicciones que vivir en riquezas excesivas con la falta de respeto por mí mismo.
Los individuos tienen derechos, y hay cosas que ninguna persona o grupo puede hacerles sin violar esos derechos.
Una asociación de protección mutua contra la injusticia es como una asociación de protección mutua contra el incendio o el naufragio. No hay ninguna razón para obligar a nadie, sea quien fuera, a apoyar o unirse contra la propia voluntad a una de estas asociaciones, ni para obligar a nadie a reunirse con cualquier otra asociación cuyas ventajas – suponiendo que las tenga – no le interesan o cuyos fines y métodos no aprueba.
Sólo un salvaje o un altruista alegaría que apreciar las virtudes de otra persona es un acto de generosidad, y que en lo que concierne a su propio interés y placer egoístas, no hay ninguna diferencia si uno trata con un genio o con un estúpido, si se encuentra con un héroe o con un bandido, si se casa con la mujer ideal o con una prostituta.
La gente que crea cosas en nuestros días puede esperar ser perseguida por gente muy moralista incapaz de crear nada. No hay manera de medir el escalofriante efecto sobre la innovación que resulta de las amenazas impositivas, regulatorias y de la persecución contra cualquier cosa que tenga éxito. Nunca sabremos cuantas cosas ha abortado nuestro gobierno en nombre de nuestra protección.