Es uno de los hechos más bellos de esta existencia humana de los nuestros, que nos recuerda la parte más temprana y más frescos de lo más vívidamente. Sin duda, se entiende que la infancia debe vivir en nosotros para siempre.
La crítica debe hacerse a tiempo; no hay que dejarse llevar por la mala costumbre de criticar sólo después de consumados los hechos.
El que la Biblia no tenga ni huella de humor es uno de los hechos más extraordinarios de la literatura.
La esperanza no es ni realidad ni quimera. Es como los caminos de la Tierra: sobre la Tierra no había caminos; han sido hechos por el gran número de transeúntes.
Las personas nos influyen, las voces nos conmueven, los libros nos convencen, los hechos nos entusiasman.
Entrar en el terreno de los hechos es entrar en el mundo de los límites. Las cosas pueden emanciparse de ciertas leyes accidentales o pegadizas, pero no pueden escapar a las leyes de su naturaleza. Se puede libertar a un tigre de su jaula, pero no de su piel manchada.
En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.
Los hechos son el principio, el medio, el fin; hace un daño irreparable descansar sobre grandes discursos.
Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones.