Un buen líder se necesita un poco más de su parte de la culpa, un poco menos de su parte del crédito.
El líder nunca puede cerrar la brecha entre él y el grupo. Si lo hace, ya no es lo que debe ser. Se debe caminar por la cuerda floja entre el consentimiento que debe ganar y el control que debe ejercer.
Nos metemos en el hábito de vivir antes de adquirir el hábito de pensar. En esa carrera que a diario nos precipita hacia la muerte, el cuerpo mantiene su liderazgo irreparable.
El arte del liderazgo... consiste en la consolidación de la atención de las personas contra un solo adversario, cuidando de que nada va a dividir esa atención.
Es mejor liderar desde atrás y poner a otros en el frente, sobre todo cuando se gana y ocurren cosas bonitas. Y debes tomar la primera línea del frente cuando hay peligro. Entonces, la gente podrá apreciar tu liderazgo.
Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.
El liderazgo es el conjunto de habilidades gerenciales o directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos.