Frases de menos

Donde menos se piensa, salta la liebre.

Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.

Hay velas que lo alumbran todo, menos su propio candelabro.

Los discursos inspiran menos confianza que las acciones.

Las lágrimas son inútiles, a menos que esté el marido presente para verlas derramar.

Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos.

Plantearse los menos problemas posibles es la única manera de resolverlos.

No olvides que dar un consejo es contraer un compromiso, cuando menos.

Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difícil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero.

Todas las buenas maneras tienen que principiar compartiendo alguna cosa con sencillez. Dos hombres tienen que compartir un paraguas; si no tienes un paraguas, tendrán por lo menos que compartir la lluvia, con todas sus ricas posibilidades de humor y de filosofía.

Mucha gente piensa, o por lo menos siente, que el que no tiene sus hábitos y sus entusiasmos es un enemigo. A mí me parece lógica la intransigencia tratándose de ideas esenciales.

Pedir prestado no es mucho mejor que mendigar, así como el prestar con usura no es gran cosa menos que robar.

Cual más cual menos, toda la lana es pelos.

Cuando no se ha sabido vivir, menos aún puede saberse morir.

Nunca llegamos a hacernos a la idea de que contamos menos para los demás de lo que ellos cuentan para nosotros.

Los más desgraciados son los que lloran menos.

Quizás el sufrimiento y el amor tienen una capacidad de redención que los hombres han olvidado o, al menos, descuidado.

Me gustaría vivir eternamente, por lo menos para ver cómo en cien años las personas cometen los mismos errores que yo.

Los lugares más soeces y menos bellos de nuestro cuerpo son los que dan placer.

Las cabezas de los hombres más grandes se achican cuando se reúnen, y allí donde hay más cuerdos es también donde hay menos cordura.

Si de una discusión pudiese salir la menor verdad, se discutiría menos.

En última instancia, todo tiene arreglo, menos la dificultad de ser, que no lo tiene.

Cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo.

Quién más se mueve, menos obra.

A menos que haya complicaciones, está a punto de morir.

¿Quién sería lo bastante insensato para morir sin haber dado al menos la vuelta a su cárcel?

No hemos de gozar con mayor deleite las cosas que nos han costado caras, ni con menos las que no nos han costado nada.

¿Qué importa errar lo menos quien ha acertado lo más?