La alegría inefable de perdonar y ser perdonado forma un éxtasis que bien podría despertar la envidia de los dioses.
La gente puede ser más indulgente de lo que imaginas. Pero tienes que perdonarte a ti mismo. Deja ir lo que es amargo y seguir adelante.
Si hay sueños acerca de una bella Sudáfrica, también hay caminos que conducen a su meta. Dos de estos caminos podrían ser llamados bondad y perdón.
Perdóname mis tonterías, como yo también perdono las tonterías de los que piensan que hablan con sentido.
De acuerdo con la Real Academia Española, las palabras perdón y perdonar provienen del prefijo latino per y del verbo latino donāre, que significan, respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación, regalo, obsequio, dar (si procede de la palabra donum, y "hasta que se cumpla el tiempo (estipulado)" (si procede de la palabra donec), lo cual implica la idea de una condonación, remisión, cese de una falta, ofensa, demanda, castigo, indignación o ira, eximiendo al culpable de una obligación, discrepancia o error.