Si compro un Fiat Uno, voy a leer que, para un hombre como yo, un Ferrari era más adecuado. Si en lugar de comprar un Ferrari, van a escribir que yo he guardado mis pies en el suelo y se compró un Fiat. Si sonrío, yo no hablo en serio. Si no sonrío, soy un sulker ricos que no goza de tener el trabajo más hermoso del mundo.
Tengo que aceptar mi papel. Nunca voy a matar a mí mismo como Vincent Van Gogh. Tampoco voy a pintar hermosos lirios acuáticos como Monet. No puedo hacer eso. Estoy en el papel idiota de ser una persona libro para niños.
Ellos saben que van a lucir bella, y no creo que las mujeres deben verse como trajes. No deben verse como víctimas de la moda.
La inteligencia conoce todas las cosas y ordenó todas las cosas que van a ser y las que fueron y las que son ahora y las que no son.
La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto.
En la morfología del ser femenino, acaso no haya figuras más extrañas que las de Judit y Salomé, las dos mujeres que van con dos cabezas cada una: la suya y la cortada.
Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van.
Los que se enamoran de la práctica sin la teoría son como los pilotos sin timón ni brújula, que nunca podrán saber a dónde van.
Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia.