Frases cortas de amor

El saber es la parte más considerable de la felicidad.

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

Es quizás más afortunado disfrutar coleccionando caracolas que el haber nacido millonario.

La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia.

Con frecuencia nos avergonzaríamos de nuestras más hermosas acciones, si el mundo supiera todos los motivos que las producen.

Mi querida más fiel fue la esperanza,que me suele engañar y no me deja.

La misericordia es una parte integrante de la justicia.

Ojo por ojo, diente por diente.

Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad.

La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo demasiado y lo muy poco.

Dime amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?

La esperanza nos sostiene, pero como sobre una cuerda tirante.

Si bien es cierto que las alegrías son cortas, tampoco nuestros pesares son muy largos.

Nunca tengas miedo del día que no has visto.

El valor espera; el miedo va a buscar.

¿Qué es la felicidad sino el desarrollo de nuestras facultades?

Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la esperanza empieza a ser completamente una fuerza.

El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás.

La esperanza vieja es la más dura de perder.

Hay momentos en los que todo va bien: no te asustes, no duran.

El orgullo es el complemento de la ignorancia.

Los celos se nutren de dudas y la verdad los deshace o los colma.

La nostalgia ya no es lo que era.

Para conocer la dicha hay que tener el valor de tragársela.

La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.

Los celos son los hermanos del amor, como el diablo es hermano de los ángeles.

He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola.

No debemos perder la fe en la humanidad que es como el océano: no se ensucia porque algunas de sus gotas estén sucias.

La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.

El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.