Frases cortas de amor

No conozco mayor enemigo del hombre que el que es amigo de todo el mundo.

La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor.

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.

Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia.

El orgullo, que nos inspira tanta envidia, a menudo nos sirve también para moderarla.

Lo que hace tan agudo el dolor de los celos, es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo.

El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.

La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.

Todos nuestros enemigos son mortales.

Muchas cosas me admiran en este mundo: esto prueba que mi alma debe pertenecer a la clase vulgar, al justo medio de las almas; sólo a las muy superiores, o a las muy estúpidas, les es dado no admirarse de nada.

Antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas.

El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal.

Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos.

La fe comienza donde termina el orgullo.

Los peores enemigos son los que aprueban siempre todo.

Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.

En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que amanecerá.

El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente.

La felicidad está en la ignorancia de la verdad.

La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.

La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.

Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.

La felicidad no es algo que se experimenta sino algo que se recuerda.

Donde hay concordia siempre hay victoria.

Siente, no seas una máquina de pensar.

Haz de manera que seas tú admirado y no lo que te pertenece.

Virtud envidiada es dos veces virtud.

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?

Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad.

La alegría es pena que se disimula; sobre la tierra no hay más que dolores.